¿Por qué Aimeencanta?

📢 Estimado viajero, este es su vuelo No.0703 con destino a México.

Por favor, abróchese el cinturón. Estamos listos para el despegue. ✈️ En cuanto sientes ese jaloncito clásico del avión elevándose, miras por la ventana y todo allá abajo se ve chiquito, tan lejano… tan alcanzable.

Y entonces te preguntas:

¿Quién vivirá en esas casas? ¿A qué se dedicarán? ¿A dónde van? ¿Les gustará donde viven?

¿Y qué estarán pensando en este preciso momento, mientras yo estoy aquí arriba, en el aire?

Y sin darte cuenta, el viaje se vuelve interno.

Empiezas a pensar:

¿Qué haré cuando aterrice? ¿Pediré taxi del aeropuerto? ¿Sí cerré la puerta de mi casa?

Pero los aviones son traicioneros, porque no se detienen ahí.

De pronto llegan esas preguntas más profundas:

¿Soy feliz? ¿Me gusta lo que hago?

…y claro, una que otra pregunta incómoda: ¿Dónde estará mi ex? 🙃

Viajar siempre me ha parecido una de las cosas más mágicas que podemos hacer. Sí, puedes conocer monumentos, museos y lugares increíbles, pero también puedes conocerte a ti, hacer nuevos amigos, probar sabores nuevos, respirar otro aire, conectar con la historia y capturar el momento exacto en que dices: “Wow, estoy aquí. Estoy viva. Estoy feliz.”

Sí. Viajar me encanta. Y lo descubrí hace poco.

Todo empezó en la universidad.

En esa época en la que “la vida es fácil”…

Tu preocupación principal es el examen de mañana, si Panchito ya te respondió el mensaje y algunos ya andaban estresados por su futuro.

Pero lo que de verdad angustia a todos es la tesis.

Ese trabajito que los profes ni leen y los alumnos lo postergan hasta una semana antes.

Un trabajo de investigación.

78 tazas de café.

Ojeras hasta el piso.

Y una laptop que aguantó todas mis crisis.

Así nació Aimeencanta.

Ahí descubrí que México es muchísimo más de lo que aprendimos en la primaria.

México es su gente, su música, sus trajes típicos, su comida, su historia, sus bailables, sus nieves en la plaza, sus paisajes que parecen pinturas y sus tradiciones que te abrazan el alma.

Entonces me pregunté: ¿Cómo muestro todo esto?

La respuesta era sencilla:

Viajar. Conocer. Compartir.

Desde ese momento supe que mi objetivo era claro: Mostrar el México verdadero.

El México que no sale en las postales ni en los comerciales. El México de los pueblos mágicos, de los artesanos que crean maravillas con sus manos, de las cocineras que te dan tortillas recién hechas y abrazos igual de calientitos.

Y a todo esto ¿Por qué Aimeencanta? Bueno, no es tan difícil: Es un juego entre mi nombre Aimeé y el verbo encantar. Desde niña sentía que mi nombre era diferente, poco común. Y pensaba: “Un nombre así tiene que hacer algo grande, algo con amor, algo por los demás.”

Hoy ese “algo” tiene forma. Se llama Aimeencanta. Y es mi forma de mostrarte México, como lo ve una mexicana que está perdidamente enamorada de su país.

Con cariño, Aimeé Cisneros 🧡

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